Hasta la finalización del FP7, las propuestas tenían un marcado carácter científico-tecnológico buscando alcanzar grandes retos para la ciencia, eran elaboradas por científicos y tecnólogos detallando claramente los objetivos en relación al estado del arte, evaluadas por perfiles homónimos y ejecutadas nuevamente por ellos.
Los criterios, por tanto, eran claros respecto a lo que había que explicar, los resultados que se pretendían alcanzar y el enfoque de las tareas a realizar.
En la siguiente figura podemos ver que el alcance principal del séptimo programa marco era el TRL4 (validación de la tecnología en laboratorio) con el apoyo del programa CIP (programa marco para la competitividad y la innovación) y las primeras PPP (principalmente, en la fase de demostración).
En la preparación de las propuestas se incluía normalmente una tímida aproximación al impacto esperado de los resultados del proyecto: avance general del conocimiento, posicionamiento científico de Europa a nivel internacional y mejora de la calidad de vida de los ciudadanos o de la sociedad en general. A pesar de que esas metas siguen siendo absolutamente vigentes, la CE ha detectado que muchos de los resultados de los proyectos no han producido, en toda su magnitud, el impacto esperado; no porque no se hayan alcanzado satisfactoriamente los objetivos propuestos, sino porque su explotación fuera del ámbito científico ha sido mínima.
Para resolver la paradoja europea -buena ciencia-poca explotación-escaso impacto-, el programa H2020 tiene como objetivo que todas las tecnologías con potencial carácter estratégico, puedan convertirse desde el laboratorio en oportunidades de mercado y generen, por tanto, los impactos deseados por la CE. Por ejemplo, el hecho de financiar al 100% las propuestas que se dirigen al tipo de acción RIA (correspondiente a los TRL3-4 en la figura anterior) obedece, entre otros motivos, al intento de acelerar el desarrollo tecnológico necesario que permita llevar antes la innovación (producto, proceso, servicio) al mercado.
Este nuevo enfoque implica, desde el punto de vista de la evaluación, la incorporación de criterios relacionados con el potencial negocio que puede generarse en un determinado mercado, incluyendo el desarrollo de un modelo de negocio asociado; un modelo organizacional; proyecciones económicas que demuestren su rentabilidad y sostenibilidad en el tiempo; su relación con posibles competidores, tanto tecnológicos como de mercado, que atiendan la misma necesidad.
Accede gratuitamente a la Guía, solicitála en Contacto.
Volver a inicio.