El formato más habitual de propuesta al inversor consiste en definir la cantidad de dinero que se pretende obtener de él y la proporción del capital de la empresa que se le ofrece a cambio.
Veámoslo con el ejemplo de cierto emprendedor que pretendía captar 100.000 euros de un business angel. Le ofrecía a cambio de ese dinero el 20% de su empresa recién creada. ¿Es un precio razonable? ¿Seducirá con esta propuesta al emprendedor?
El inversor valorará el potencial de negocio y los demás factores que hemos ido comentando con anterioridad, pero también valorará si el precio que paga por ese porcentaje de la empresa es razonable. Para ello hará un sencillo cálculo. Si el 20% de la empresa vale 100.000 euros, la empresa en su totalidad (el 100%) se está valorando en 500.000 euros (basta con aplicar una sencilla regla de proporcionalidad).
En términos de negociación de inversiones en start-ups los 400.000 euros son lo que se conoce como valor premoney asignado a la empresa, siendo los 500.000 euros el valor postmoney.
La pregunta que se hace el inversor es: ¿tiene la empresa antes de la inversión activos, tangibles o intangibles, que valgan 400.000 euros? El valor premoney debe estar en relación con el nivel de desarrollo del proyecto emprendedor. Un valor elevado estará justificado cuando la start-up haya sido capaz de desarrollar un prototipo, o de demostrar que el mercado existe, o de allegar activos valiosos al proyecto, etc. Si lo que la empresa está buscando es capital de arranque para empezar a demostrar estos extremos, la propuesta económica deberá ser más modesta, y una valoración premoney elevada no estará justificada.
Esto suele aconsejar una periodificación en la búsqueda de capital que tenga en cuenta los hitos que se van alcanzando. Las sucesivas rondas de inversión (ver Caso Porib) van reflejando el crecimiento del valor de la empresa, siempre que los deberes se hayan hecho correctamente, esto es, siempre que se hayan ido alcanzando los hitos correspondientes.
Para cuando Porib abrió la negociación de su segunda ronda de financiación, había engullido ya los 60.000 euros aportados por los fundadores, lo recaudado en la primera ronda de financiación entre las 3Fs, y cuantas subvenciones pudieron conseguir. Había demostrado no obstante que las hipótesis principales de la propuesta de valor eran ciertas, y "la empresa avanzaba armónicamente en todos los frentes". Las expectativas de negocio estaban sujetas ya a un menor nivel de incertidumbre, por lo que el precio de las acciones podía ser más elevado.
La valoración de la empresa de cara a la tercera ronda será aún mayor. Los inversores que accedan al negocio una vez demostrada su viabilidad tendrán que pagar más por sus acciones de la compañía.
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