Los proyectos verdaderamente importantes que afrontamos en la vida parecen ofrecer una única oportunidad para hacerlos bien. Si acertamos en la ejecución el resultado será valioso. Si fracasamos en el intento, la oportunidad habrá pasado y difícilmente surgirá una nueva ocasión de acometer el mismo proyecto. Esta máxima se aplica tanto a los padres en su tarea de criar y educar a un hijo como a los emprendedores en su misión de poner en marcha un proyecto empresarial.
Es cierto que uno puede tener más de un hijo, o poner en marcha varias empresas, pero cada hijo o hija, y cada empresa, suponen un reto diferente, porque raramente un hijo se parece de verdad al siguiente, o una empresa a otra.
Cuando los emprendedores revisan su trayectoria pasada al frente de su empresa, e inventarían los errores cometidos, suelen reflexionar sobre qué bien les iría si afrontaran el proyecto por segunda vez, con el conocimiento que los errores cometidos les ha proporcionado.
Manuel Pérez Alonso es de los pocos emprendedores que, muy a su pesar, han tenido que levantar dos veces el mismo proyecto empresarial, aun habiendo tenido éxito en ambas ocasiones.